Capítulo 8 Nuestros labios se tocaron en el mismo momento que estuvimos en la privacidad de su habitación. Había un desenfrenado deseo latiendo entre los dos y ninguno quería perder el tiempo. Nathan me quitó el vestido blanco que me había puesto esa noche y sus ojos destellaron de deseo al descubrir la sexy lencería que vestía debajo. La compré esa tarde después de llegar de la playa y lo hice pensando en él. —Tu turno. —lo reté con la mirada. No iba a mantenerme al margen de la acción esta vez. —De acuerdo, pero si te parece grotesco, si crees que la idea de mí sobre ti te desagrada… —Cállate, Nat. Nada de ti puede desagradarme. —Él me miró con recelo, temiendo desnudarse delante de mí, pero igualmente lo hizo. Se quitó primero los zapatos y luego el pantalón caqui que cubría sus piernas. No había cicatrices en sus muslos o pantorrillas. —¿Lista? —asentí. Nathan puso sus dedos en el primer botón de su camisa y respiró hondo antes de comenzar a desabotonarla. Miré cada movimi
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Mostrando entradas de noviembre, 2021
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Capítulo 7 Ash me despertó en la mañana, abriendo las cortinas sin piedad. El sol entró a raudales a la habitación y mis ojos dolieron. Ella quería detalles de la cita, todos los detalles, pero yo omití un montón de cosas. Le dije que la pasamos bien, que Nathan era un gran tipo y que la comida estuvo deliciosa. Ash me miró de reojo, intuyendo que no decía toda la verdad, pero lo dejó pasar. —Ve a desayunar y ponte un sexy bañador, hoy es día de playa. —dijo antes de salir de mi habitación. Sí, día de playa, pero nada de sexy bañador. No tenía uno si quiera. Desayuné y volví a mi habitación por una ducha, me había dormido con el vestido azul y mi cuerpo pedía un descanso. Al salir, me puse pantalones cortos, un top negro con una musculosa, cotizas playeras y metí en un bolso una toalla y el bloqueador solar. —Buenos días, dulce Claire. —me sorprendió Nathan diciendo cuando salimos de la suite. —Hola, Nat. —sonreí. Se veía sexy. Usaba pantalones caquis, sandalias y una camiseta b
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Capítulo 6 —Deberías irte, Claire. —Volvió a darme la espalda, era su forma de cubrir su vergüenza. —Pero no quiero. —rebatí. —¿Por qué no? —preguntó por encima de su hombro. —¿Y si dejas de ser cobarde y lo averiguas por ti mismo? —lo reté. Su mandíbula se tensó y sus manos se cerraron en dos puños apretados. Mi cerebro decía corre, pero no huiría, no haría lo que las otras mujeres hicieron. Él tenía que enfrentarme, tenía que superar su miedo a dejarse ver y yo sería quien lo empujara. ¿De dónde salió toda esa determinación? No sé. Quizás se trataba de esa testarudez heredada de la que habló Ashlee. —Me gustas, Claire. Eres hermosa y dolorosamente sexy y odiaría que me vieras de otra forma después de mostrarte mis cicatrices. —Su sinceridad me estremeció. En parte porque me llamó sexy, pero más que todo por ese temor a mostrar su cuerpo. —Nunca he usado un bikini. Creo que tengo demasiadas curvas, que la gente me juzgará y entonces solo me oculto. ¡Dios! ¿De dónde surgió
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Capítulo 5 —¡Ya viene! —gritó Lara, emocionada. ¿A qué se debía tanto alboroto? No entendía. Si Nathan era todo lo que ellas decían, ¿por qué no había ninguna mujer con él en este viaje? Además, ¿por qué no estaban ellas tomando tragos con algún sexy modelo o algo así? Eran sexys, hermosas y parecían estar disponibles. Abrí mi boca para hacer la pregunta, pero dos toques a la puerta anunciaron la llegada del mentado Nathan Green. —¿Qué esperas? Ve a abrirle. —dijo Ashlee. Caminé lento hasta la puerta, maniobrando con las sandalias de suela corrida que me obligó a usar mi prima, y abrí la puerta. Un hombre alto, de ojos marrones, barba tipo candado y labios rojos y carnosos estaba delante de mí. Vestía una camisa sin corbata, jeans y zapatos casuales. Era hermoso, demasiado perfecto para ser real, y estaba ahí por mí, para tener una cita conmigo. —Hola, tú debes ser Claire. —Esa voz. Dios bendito. Sonó a peligro. Era gruesa, varonil y fuerte como sus manos. Él me miró y juro qu
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Capítulo 4 El Atlantis Paradise Island Resort fue el hotel escogido por Caleb y Ash para hospedar a sus invitados y familiares. Marisa, Anie y yo compartiríamos la Royal Suite, ubicada en el Royal Tower Deluxe, una impresionante suite que contaba con tres habitaciones, sala de estar y un gran balcón con la impresionante vista del Océano Atlántico. Estuve embobada con las vistas por un buen rato hasta que Anie me arrastró a lo que sería mi habitación los próximos tres días. Una cama king de lujo, un amplio vestidor, una gran ducha con rociadores walk-in y una gigante bañera de hidromasaje, estaban a mi total disposición. Era impresionante. La suite medía más que toda mi casa, contando ambas plantas. —Caleb sí que debe nadar en billetes de cien. —murmuré entre dientes. Anie soltó una risita y salió de la habitación para ir quién sabe a dónde. Me acosté en el enorme y mullido colchón, cubierto con sábanas de suave algodón y fragante olor a flores, y muy pronto me quedé dormida. Era
Capítulo 3
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Horas después, me habían depilado las cejas, cortado el cabello, maquillado, comprado una cantidad exagerada de vestidos y sandalias, junto a lentes de sol, sombreros y bolsos a juego. Era su Barbie de carne y hueso. —¡Oh Dios! Te ves hermosa. —pronunció Ash, cubriéndose la boca con las manos. Giré los ojos. No iba a guardarme mi reacción esta vez. —Nathan va a flipar cuando te vea. —comentó Lara. Fruncí el ceño. ¿Qué carajos hacía Nathan en esta conversación? —¿Qué hiciste, Ashlee? —gruñí disgustada. Debí suponer que había un plan más grande detrás de todo este esfuerzo por “hacerme encajar”. —No sé qué hablas. —esquivó la mirada, pero vi la sonrisa de complicidad que compartió con su cuñada. —Ashlee Smith ¿dime de qué se trata todo eso? —reñí. —Cielos, Claire. El hombre es sexy, millonario, educado y gentil. No podía presentarle a mi hermosa prima luciendo jeans rotos, Vans y una camiseta de calavera —admitió al fin. —¡Vaya! No sabía que te avergonzaras tanto de mí. —me
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Capítulo 2 Un mes después, viajaba en primera clase rumbo a las Bahamas, donde se celebraría la boda de mi prima con su atractivo y millonario novio, Caleb Green. El hombre la adoraba, se conocieron de una forma tan cliché como romántica: en un ascensor. El aparato se trabó entre dos pisos y quedaron atrapados por un par de horas dentro, solo los dos. Me había contado la historia al menos cinco veces en los tres años que tenían juntos y siempre lo hacía con una sonrisa. Sol, playa, cócteles y brisa fresca me esperarían al aterrizar en aquel pedazo de paraíso. Eran mis vacaciones soñadas. Si tan solo pudiera evitar todo eso del vestido, zapatos, peinado y maquillaje… Y, por si fuera poco, estaba todo el asunto del primo de Caleb escoltándome hasta el altar. El tal Natham era todo un misterio para mí, Ash no quiso soltar prenda, solo me dijo que sin duda notaría que era un Green, por todo eso de los genes compartidos. Ese comentario me estresó aún más, porque en cuestiones de hombre
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Capítulo 1 —¿Dama? ¿Quieres que use vestidos a juego y camine con un desconocido mientras todos me miran? —le pregunté a mi prima Ashlee –la novia– mientras hablábamos por Skype. Ella sabía cuán torpe y retraída era yo. No me gustaba ser el centro de atención y mucho menos ponerme vestidos. Me sentía muy a gusto usando Vans, jeans y camisetas holgadas. En cuanto al peinado y maquillaje, peor aún. Tenía tres citas al año en la peluquería y solo porque mamá insistía hasta volverme loca. —Claire, por favor. —rogó, haciendo mohín tonto con sus labios mientras parpadeaba como si una pestaña hubiera entrado en su ojo. —¿No puedes decirle a alguien más? —intenté. —No. La hermana de Caleb será la dama de honor, necesito que alguien de mi familia forme parte de esto, Claire. —¿Y Gabriela? —mordisqué mi uña pulgar mientras esperaba su reacción. —¡Tiene doce años! No puedo ponerla junto a Nathan. —¿Nathan? —elevé mis cejas. —Tu acompañante —giró los ojos con fastidio, pero pronto